Asaflkasfa... llevo días escribiendo esto, por falta de inspiración, por el colegio.. ;A;
Veamos...
Título: Todo está perdido.
Autora: Hann [Blogger]/ TheUnicornGay [fanfiction]
Palabras: 1.200
Fandom: K
Pairing: SaruMi
Género: Shonen Ai,
Comentario: Bueno, debo disculparme por si está demasiado fail. No lo he vuelto a leer porque me da pereza(?) y... ;A;, como sea, lo siento. También, este OneShot está inspirado en esta imagen... bueh, no sé. Luego edito, poniéndola. Realmente, amo el angst de estos dos, pero lo malo de esto es que el angst me sale peor cuando lo fuerzo a que sea angst. O sea, cuando quiero que sea angst. Todo el angst que habéis visto ha sido sólo porque me ha salido de los dedos al teclear y ... ;A;.
— Sa-Saru… — Murmuró, arrastrándose hasta él a duras penas,
dejando restos de sangre en el suelo. Casi
llorando. — ¿Te… divierte esto?
El otro rió, maniáticamente y con arrogancia, histérico
mientras rodaba los ojos. Se puso de rodillas como pudo, el olor a sangre que
su propio cuerpo y el contrario soltaban, de una forma u otra, le
tranquilizaba, pero a la vez le producía una extraña excitación.
Lo tenía como quería: Medio muerto. Escupiendo sangre y
ambos cubiertos por ese líquido rojo que se iba secando en sus cuerpos y ropas.
Arrugó la camiseta de Misaki en su puño y le levantó para medio abrazarlo,
poniendo ese cuerpo casi inerte entre sus piernas y abrazándolo fríamente, sin
apretar lo más mismo.
Y él otro no estaba para quejarse, bastante tenía con
intentar no desmayarse por el mareo que le producía ver y oler tanta sangre. Simplemente se dejó
hacer, frunciendo el ceño como podía y sin explicarse como ese mono estúpido
aún tenía fuerzas para hacer eso. Notó como una de las manos de Fushimi viajó
hasta detrás de su cabeza, levantándola levemente obligando a que sus ojos
avellanas se encontraran con los azules del otro.
Se dejó hacer, endureciendo la mirada mientras en el rostro
de Saruhiko se iba formando una débil sonrisa.
— Sí. Supongo que me divierte.
— Das… das asco, — Espetó, dejando que el contrario acerca
ambos rostros hasta tan sólo ser distanciados por unos centímetros. No estaba
para hacerle ascos, Yata no era tan tonto, sabía cuando le convenía callarse y
cuando no, que demostrara su inteligencia escondida era otra cosa. — Saruhiko.
Por dentro todo era un mar de sentimientos, por parte de
ambos. Ninguno entendía esta situación y no lo harían nunca, ¿Para qué? Parecía
como si el destino ya estuviera escrito: luchar, luchar, luchar. Y odiarse, no
podemos olvidar ese detalle; odiarse a muerte, como si no hubiera un mañana en
el que despertar y repetir la estúpida rutina.
Maldición.
Ellos, los dos mocosos que siempre estaban juntos, los
mejores amigos, se habían alejado por estupideces del destino. Patético.
— Gracias. — Sonreía el azul teñido de rojo con
tranquilidad. Pero ese “gracias” sonó muy lejos a sentirse halagado, ¿Quién se
sentiría halagado cuando le dicen que apesta? Nadie en su sano juicio. Claro,
pero, ¿Qué quedaba del juicio de Saruhiko Fushimi?
Juntó sus labios con los del contrario en, al contrario de
toda esta situación, un cálido beso. Sintió como el otro pegó un pequeño
respingo, quizás porque no se lo esperaba, quizás porque le dio asco, quizás
porque era un beso suyo, ¿Qué más da?
Mordía sus labios con
fuerza, no queriéndose separar aún cuando la falta de oxígeno le obligaba a
hacerlo. Y veía como los labios de Misaki se iban llenando de sangre por las
pequeñas heridas que él mismo le había hecho. Sonreía, lamiendo el carmesí de
los labios contrarios y relamiéndose después.
— Misaki… — Murmuró, volviendo a pasar la lengua por la
comisura de la boca del otro antes de separarse y mirarle, obligándole a hacer
lo mismo. Ignoró el sonrojo en las mejillas de Yata y el hecho de que este
quisiera apartar la mirada.— ¿Por qué te has distanciado?
Misaki gruñó, chasqueando los dientes y llevando las manos
al cuello de la camisa del contrario, moviéndolo para todos lados débilmente. Matándole con la mirada.
— ¿Qué yo me he distanciado? ¡No me jodas, Saruhiko! — Bufó.
Su mano derecha, la que antiguamente estaba en sus ropas,
viajó hasta su pelo. Agarró un par de mechones con fuerza, estirando, pero de
la boca del otro no salió ni un sonido de dolor, ni un quejido, aún cuando el
otro ponía toda su fuerza. Desgraciadamente, Saruhiko había pasado por cosas
más difíciles que esto. Notó como la mano de Misaki se detenía, soltando los
mechones de pelo y dejándola descansar, acariciando los cabellos oscuros de
Fushimi.
— Nos… hemos distanciado ambos… — Acabó lo antes dicho,
con un tono de voz más calmado. Tan calmado y tranquilo que
no parecía que viniera de su persona.
— Y ya no se puede hacer nada. — Añadió en seguida, cuando
notó que el otro no iba a añadir nada más. — Por eso, es mejor que me odies.
Una sonrisa débil y apagada se asomó en su rostro cuando
notó cierto líquido salado resbalaba por las mejillas del mayor, acercó sus
labios al rostro ajeno, lamiendo con cuidado las lágrimas que salían de sus
ojos. Soltando un “¿Por qué lloras, Misaki? No es nada triste…” a poca
distancia.
— ¿Por qué… por qué dices que no se puede hacer nada?
¿Piensas que t-todo está perdido, mono idiota…? — Preguntaba mientras intentaba
forcejear para alejar ambos cuerpos, diría que tenerle tan cerca le ponía enfermo,
que quería ir al bar, con su familia y con sus amigos, no perder el tiempo
aquí, con nadie… pero mentiría.
Simplemente, su cuerpo reaccionaba solo. — Eres... eres un maldito dolor en el
trasero.
El otro pensó que esa fue una comparación extraña. Demasiado,
diría. Pero era, a la vez, demasiado típica de Misaki, así que ni se sorprendió
ni se molestó. Simplemente soltó una pequeña risa, abrazando más el cuerpo
ajeno impidiendo que se soltara de su agarre. Oh, si pensaba que ahora podía
irse de aquí como si nada, lo tenía muy negro. Más que nada porque no podía
caminar. Como si lo viera, se iría arrastrando a ese apestoso bar, pensaba. A
ese apestoso bar que les separó.
Suspiró cansado y poco después volvió a tomar al otro del
rostro, volviéndole a besar y pasando su lengua por la comisura de los labios
ajenos, “limpiando” la poca sangre que quedaba en ellos.
Le soltó, levantándose y dejándole en el suelo. Suspiró y
metió sus manos en los bolsillos de su chaqueta del uniforme, bajó un poco la
mirada, en un principio para ver a Misaki pero se topó con las ropas azules
llenas de sangre. Tanto rojo le hacía pensar en cierta persona y eso le ponía
enfermo, ciertamente, aunque amara la sangre.
— Si te soy sincero; sí, todo está perdido. — Dejó que un suspiro
volviera a salir de sus labios de nuevo. — Sólo hace falta vernos, Misaki.
— No me jodas. — Le miró, tumbado en el suelo bocarriba,
mientras fruncía notoriamente el ceño. — Pero, como sea. No pienso hacer un
esfuerzo inútil, tch…
El skater de HOMRA se levantó del suelo como pudo, apoyando
una mano en el suelo y otra en su rodilla derecha, manteniéndose en pie a duras
penas. Tambaleó un poco, cogiéndole del cuello de la camisa a Saruhiko
violentamente.
— Ya sabes, mono. La próxima vez que te vea, te mato.
Una sonrisa sádica, medio amarga, mostrando que todo lo
psicópata de esta no era forzada, pero que muy en su interior, lejos de estar
contento con el resultado, estaba dolorosamente orgulloso. Sí, orgulloso de que
Misaki le siguiera el juego, orgulloso de seguir como hasta ahora desde hace un
tiempo ya. Orgulloso de que sólo le mirara a él, aún en el sentido de querer
matarle. Y, cuando llegara ese momento, esperaba que lo hiciera sin vacilar.
— Lo estaré esperando. — Ensanchó su sonrisa, liberándose
del agarre que el otro tenía contra su camisa, golpeándole levemente el brazo,
como un mosquito. — No me decepciones.
De donde es la imagen?! DioX quiero ver si es un Dj!!! oh my buenísimo!
ResponderEliminarSi soy sincera, me la encontré en tumblr. Pero vi la original y era un simple FanArt, no era un doujinshi. Si llega a ser un dou me muero, omfg ;u;.
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