Sólo una cosa que añadir...
¡FELIZ 2013~!
Título: Polos opuestos.
Autora: Hann [Blogger]/ TheUnicornGay [fanfiction]
Palabras: 1.226
Anime: K
Pareja: SaruMi - SaruMisa [SaruhikoxMisaki]
Comentario: Fushimi está enfermo, por lo que es como si estuviera conectado al fic MikoMuna que puse hace horas, que está detrás de este... o osea, este xD y... eso. Soy amiga del ooc, así que, aunque lo he cambiado tras ver una "entrevista" askalfñfa a ellos dos... sigue siendo ooc, lo siento, de verdad. Me cuesta mucho meterme en los fandoms.
Aún así, espero que os guste~:3.
Ya que Mikoto-san no iba a pasar esa noche con la familia,
todos pensaron que tampoco tenía mucho caso estar ahí. Izumo dijo que la iba a
pasar con una mujer. Así que, Kamamoto, Anna y él irían juntos a cenar a algún
sitio, de mala gana. Se veía en la cara de Anna que, aunque no hiciera ascos,
prefería que estuvieran todos juntos.
— Yata-san, ¿Quieres algún restaurante en especial? —
Preguntó Kamamoto mientras salían los tres del bar, sin ningún rumbo fijo.
El otro le miró, sin mucha gana y arqueando una ceja,
tomándose un tiempo a responder.
— ¿En serio piensas qué conozco alguno de esos restaurantes?
Se quedó en silencio unos segundos, mientras que en su
rostro se asomaba una sonrisa torcida y nerviosa, dándole la razón al más
pequeño. Miró a Anna.
— ¿Y tú, quieres algún restaurante en especial?
Yata dio un suspiro. Dejó el skate en el suelo y se subió a
él, llevando una mano al hombro de Kamamoto, palmeándola un poco junto con una
mueca de fastidio.
— Me voy. Cuando decidáis algo, llámame. — Murmuró, yéndose
de ahí antes de que el mayor pudiera abrir la boca y decir algo.
Paseaba por la calle sin pensar si quiera en donde iba.
Esquivaba a las personas que se cruzaban con él antes de tocarlas y, casi con
los ojos cerrados porque se sabía la ciudad prácticamente de memoria, seguía su
camino.
Se paró en la esquina de una calle, dejando el skate debajo
de su hombro mientras observaba a una mujer que se le hacía terriblemente
familiar saliendo de un pequeño edificio. Sin asomarse mucho, pudo darse cuenta
de que era Awashima. Oh… ¿Ni
en estas fechas podía perder de vista a los malditos de SCEPTER 4?
Espero unos minutos hasta que se aseguró de que la mujer
desapareció de esa calle, acercándose al edificio de donde la vio salir. Se
quedó en la puerta, sentándose en unas escaleras que había sin saber bien
porque se quedaba ahí.
Claro que, se estaba metiendo en asuntos de los azules y,
queriéndolo o no, eso le iba a dar problemas. Además, luego ese mono estúpido,
en el caso de que llegue a darse cuenta, le estaría llamando cotilla por medio
siglo y… no, gracias.
Se levantó y decidió irse. Y lo haría, claro que sí. Pero…
algo, o alguien, le detuvo. Más exactamente, un “Mi-sa-ki~” más extraño de lo
normal.
Alzó la vista, encontrándose a ese mono asomado al balcón,
tapado con una estúpida manta de… ¿Monos? Joder. Suspiró, intentando ignorarle.
— ¿Por qué no subes, Misaki~? — Canturreó sonriendo,
asomándose cada vez más en el balcón hasta dejar prácticamente medio cuerpo
fuera.
— ¡No jodas, vete a dentro, estúpido! Qué asco da ver tu
cara a estas horas, mono. —Dijo notoriamente cabreado. Pegó una patada al suelo
pero con una pequeña sonrisa burlona después de decir lo último. — Y… ¿¡En serio
te piensas qué voy a subir?! ¿Crees qué no tengo mejores cosas qué hacer?
El otro frunció levemente el ceño. Tosió un poco, pensando
que igual debería dejar de gritar, al fin y al cabo estaba enfermo.
— Tsk. — Chasqueó los
dientes. — Realmente eres molesto, Misaki. O subes o te subo yo, a la fuerza.
Arrastrándote si hace falta. — Añadió. — No sé cómo se toma esta medicina que
ha traído la teniente y, sinceramente, cualquier ayuda me vale.
Y el otro no sé dio cuenta cuando le abrió la puerta y
subió, que ya estaba dejando el skate cerca de la puerta del piso del mono,
para huir rápidamente cuando fuera necesario.
— Mi-sa-ki~ — Sonrió, acercándose a él y sentándose en el
suelo, tapándose con la manta y acercando el paquete de pañuelos a ellos. — ¿Qué haces aquí, si puedo preguntar?
¿Y ahora, cómo iba a decirle qué vio a la tetona salir y le
entró curiosidad? Y que, por supuesto, no se esperaba que él viviera aquí y
que… estuviera enfermo. La curiosidad mató a Yata Misaki. Dios…
Se tomó su tiempo hasta que abrió la boca, sentándose
enfrente del contrario, apoyándose sobre sus propias piernas y recostando la
espalda en la pared.
—No es como si te importara, ¿No, desgraciado? — Rió. Pero
al notar la insistente y cansina mirada del otro decidió a contarlo.
Superficialmente, claro. No pensaba entrar en detalles. — Vi a la mujer de las
tetas grandes salir de aquí y… ¿Me entró curiosidad?
Fushimi soltó una pequeña risa, simplemente le hacía gracia
que se metieran con la teniente por tener pecho grandes, o, bueno, demasiado
grandes. Jadeó un poco, cubriéndose más con la manta. Hasta Misaki, siendo casi
inepto para estas cosas, notó que le estaba subiendo la fiebre.
— Mono… ¿Estás bien? — Preguntó, echándose un poco para
delante y correr el flequillo del contrario para colocar su mano en su frente.
Sólo para aparentar, porque realmente las veces que lo había hecho no notó
nada. — Eres patético.
Saruhiko no articuló palabra, tenía las mejillas levemente
enrojecidas por la fiebre y eso le hacía, de una forma u otra, enfadar. Movió
un poco el brazo, colocando su mano sobre el antebrazo de su antiguo amigo y
tirando de este, para darle un abrazo y cubrirlo a él también con su manta.
— Mi-sa-ki~ — Susurró a su oído, volviendo misteriosamente a
su… estado normal. Sintió como el contrario se alteró un tanto y eso tan sólo
hizo que su sonrisa divertida y burlona se ensanchara. — ¿Sabes qué día es hoy? — Murmuró
lentamente, provocando a posta que el otro se estremeciera, luego rió.
— ¡C-Claro que sé qué día es hoy, mono estúpido! — Intentó
empujarle, golpeando el pecho del otro con el puño cerrado. — Y por eso mismo
no creo que deba estar aquí contigo.
— Veo que me tienes mucho asco, Misaki. — Suspiró. — Pues no
lo entiendo~. Realmente no pasó nada del otro mundo para que me trates así. —
Se quejó, con un falso tono lastimero en la voz mientras hacía fuerza en el
abrazo para que no se fuera.
— Mono, ¿En serio piensas que no pasó nada? — Frunció el
ceño. No gritó, pero puso el tono de voz más… duro que pudiera salir de su
boca.
Decidió ignorarle, sólo sería malgasta saliva y no estaba
para la labor. Si iba a hablar, sería para lo que él quisiera.
— Sería una pena que alguien a quien tienes tanto asco te… —
Se acercó lentamente a él, sin acabar la frase y dejando la boca levemente
abierta, entrecerrando los ojos para ver su reacción. No tardó mucho, dado a la
corta distancia que tenían antes, en juntar sus labios a la fuerza y separarlos
casi a los 5 segundos. —… besara~. — Rió.
Vio como los ojos del rojo se abrían como platos, como en
sus mejillas nacía un adorable rojo que cubrió casi todo su rostro y como
quería apartarse de él más que nunca, golpeándole la cara.
— ¿¡Sa-sabes lo qué has hecho, mono desgraciado?!
— Sí, besarte. Ni que fuera para tanto, Misaki, que molesto.
Se podía notar como ambos eran totalmente diferentes:
Mientras uno quería matar al contrario y estaba teñido, prácticamente, de rojo,
el otro no mostraba mucho interés en ello, tampoco le dio asco ni le molestó
hacerlo. Si le besó fue por gusto, al fin y al cabo y no solía arrepentirse de
lo que hacía. O, al menos, no de la mayoría.
Eran dos polos opuestos. Pero, ¿No era que los polos
opuestos se atraen?
me encanto c':, has mas <3
ResponderEliminarOoo misaki es tan tsundere~ y adorable ~
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